martes, 22 de febrero de 2011

El mundo es un pañuelo y Guadalajara un trocito de kleneex

Hacer recados en una ciudad pequeña tiene su cosa. Yo tengo continuamente la sensación de estar viviendo un deja vu.


Voy camino de una tienda de informática para que me arreglen el ordenador. En el trayecto entro en un locutorio para comprar una Tarjeta verde para llamar al extranjero. Después, paso por delante de unas obras (como en Madrid pero a pequeña escala). Me llama la atención un obrero porque me recuerda a un compañero del colegio. Sigo mi camino. Me cruzo con un cartero que me llama la atención porque me parece un poco maki, algo extraño en Guadalajara. Sigo mi camino.

Por fin, en la tienda de informática hay un señor con un collarín comprando algo que no sé lo que es. Me atienden; pueden solucionarme el problema. Le digo al chico que me atiende que en un rato vuelvo. Me marcho. 

Regreso por donde he venido y paro en una floristeria a comprar unas plantitas que he visto con buen color.  Una señora muy amable me explica cómo cuidarlas, cómo regarlas y como cambiarlas de maceta. Reconoce que me ha visto cara de pardilla con las plantas. No lo  oculto. Y tanto... que me voy y no sé cuál es el nombre de las plantas que me llevo. En fin. Camino. Vuelvo a encontrarme al chico del locutorio. Normal. Trabaja ahí, ¿dónde va a estar? Pero me da que pensar. No me mola repetir.


A la vuelta a la tienda de informática, decido tomar una ruta diferente. Por variar. Estas ciudades así, aburren, hay que echarle imaginación hasta para caminar. Pienso que,de este modo, variaré un poco las vistas. Error. Paso por una obra diferente pero encuentro al mismo obrero de antes. ¿Uhmmm? Callejeo con el objetivo de vivir alguna aventura o encontrar algo desconocido para mí. Error. Me encuentro, de nuevo, con el cartero maki.

La floristería, vaya por donde vaya, no la puedo esquivar. De nuevo dentro de la tienda de informática. Espero a que me formateen el ordenador. Mientras, pasan dos mujeres, un padre con su hija, un estudiante y creo que hasta un cura. El caso, que todos se van y cuando me fijo quedamos en la tienda un señor y yo... el señor del collarín. Dios, n-o p-u-e-d-e s-e-r. Pero es!!! No hay duda.


Y esto de lo que me he dado cuenta, pero en este caso, prefiero vivir en la ignorancia. 

¿No os ha pasado nunca algo similar?

 pd. 52 largos. Me he regalado 2 por si el próximo día estoy vaga.

lunes, 21 de febrero de 2011

Aventura ecológico deportiva

Me lo tenía muy calladito pero el objetivo de correr 10 kms que os comenté no lo he cumplido, ¡ni lo intenté siquiera!

Sin embargo, este sábado me resarcí. Decidí ir a nadar. La piscina está lejos de casa y como había quedado, pensé que sería buena idea ir en bicicleta para no llegar tarde.

Pero, ¿en qué no pensé?
  • Hacía más de 3 meses que no hacía deporte
  • Llovía
  • Guadalajara es una ciudad que decidió crecer en cuesta
¿Por qué no pensé en ello? 
  • Porque mientras me metía una croqueta a la boca, le estaba cortando la etiqueta al bañador nuevo
  • Porque el bañador lo tenía hacía 3 meses y estaba pensando de qué manera me iba a entrar aquello
El caso, que hacer las cosas de forma atropellada y no organizarse tiene sus consecuencias.
CONSECUENCIAS:
  1. Salí de casa y a la vuelta de la esquina estaba echando los higadillos. No sabía si sería capaz de subir los 3 tramos de cuestas que aún me quedaban antes de llegar a la piscina.
  2. Llegué a mi destino, sí, pero en unas condiciones penosas. ¿Podría nadar? No me tenía en pie.
  3. No contaba con ser un poco torpe en poner las cadenas a la bici. Me llevo más tiempo del esperado y más sudores de los que ya tenía.
  4. Estaba preocupada por si llovía y se mojaba la bicicleta. ¿Se estropean las bicicletas si se mojan? Es tan nueva que me daba penita... En ese primer viaje me libré de la lluvia. A ver la vuelta a casa.
Bueno, conseguí quitarme los sudores con una botella de agua y una ducha antes de entrar en la piscina. Objetivo conseguido: 55 largos a 25 ms cada largo, pues digo yo que no está mal.

Pd. no debería haberme preocupado cómo entrar en el bañador, debería haber preocupado cómo entrar en el gorro de baño!!! me ha crecido la cabeza!!! 
Pd.1. no me libré de la lluvia de regreso a casa. De hecho, me cayó una buena.

sábado, 19 de febrero de 2011

Cuento: Las jiralletas

Érase una vez una granja en la que vivían unos animales peculiares: las jiralletas. Se habían convertido en la atracción del pueblo y todos los niños y niñas les pedían a sus padres que les llevaran a merendar allí; todos ansiaban tomar las galletas en forma de mancha que producían las jiralletas.

Se produjo un caos en el supermercado del pueblo. Las estanterías rebosaban de botes de Nocilla, bollos y cualquier otro tipo de dulce. Ya no se vendían. Todas las familias se reunían, después del colegio en la granja y veían como sus hijos o hijas disfrutaban de un alimento natural al que acompañaban de leche de vaca recién ordeñada.

El supermercado decidió lanzar una campaña de ofertas en productos de bollería y galletas pero no obtuvo éxito. Todos los productos acabaron caducando o pudriéndose.

Los más pequeños ahora disfrutaban en la granja, al aire libre con las jiralletas y conociendo otros animales interesantes que, hasta el momento, para ellos resultaban exóticos como: el cerdo, la gallina, el caballo, la oveja y la vaca.

martes, 15 de febrero de 2011

Dos libros para leer estos días que viene frío

Keith Haring
Hoy me apetece recomendaros un par de libros de los que, entre otros muchos, habló en algún momento Chris Stevens (conocido por Chris por la mañana) a lo largo de 6 temporadas en la serie Doctor en Alaska.

Os parecerá extraño que lea libros de los que he oído hablar en una serie de televisión. A mí, también. Creo que ha sido la influencia televisiva más grande de mi vida. Tengo que reconocerlo. Pero me quedaba tonta cuando le escuchaba hablar de filosofía, de literatura, de la vida...

Uno es La llamada de la naturaleza de Jack London donde el protagonista es un perro que narra sus propias aventuras en una región de Alaska. Intenta representar una metáfora del ser humano que lucha entre lo doméstico y lo salvaje. ¿Qué somos más? ¿Quizás una mezcla?

El otro libro es La campana de cristal de la escritora norteamericana Sylvia Plath. Este lo he tomado prestado de la biblioteca y me lo estoy leyendo. Me llamó la atención porque Chris tenía un ejemplar usado y releído en las manos y comentó que ese libro lo deberían leer todas las mujeres del siglo XX. Y a mí que Chris Stevens me resultaba interesante, como no hacerle caso. Si os interesa, os contaré. De momento, no me está defraudando.

sábado, 12 de febrero de 2011

La abuela

A mi abuela lo que le gustaba era mandar y a mí desobedecer porque esa es la función de las nietas: ser un poco malas porque sabemos que tendremos el amor incondicional de nuestras abuelas.

Y a mí me encantaba llevarle la contraria y escucharla protestaba. Gruñía como los ogros de los cuentos pero luego resultaba buena. Yo no desobedecía tanto como pueda parecer porque si me portaba como debía, al final, conseguía mi chocolate. Mi abuela siempre me compraba mi chocolate preferido y yo cuando iba a visitarla esperaba impaciente que me ofreciera chocolate.

A veces, no me preguntaba o me mentía y eso significaba que mi madre se había chivado de que comía demasiado y que una niña de 8 años no puede pasarse el día engulliendo chocolate. Entonces, lo que hacía, era esperar a que fuera al baño o la habitación o a que estuviera sentada en el sofá distraída leyendo y me colaba en la cocina y hurgaba en todos los cajones y lugares que se me ocurrían. Una vez encontré mi chocolate en la bolsa de las pinzas. ¡Qué rico estaba! Era divertida la aventura de buscar y más el triunfo de comer chocolate.

A mí abuela no le hacía ninguna gracia que hiciera eso pero sé que, a veces, hacía la vista gorda y no me regañaba y hacía como si no se hubiera enterado no de que hubiera menos chocolate sino simplemente de que no hubiera.

viernes, 11 de febrero de 2011

El abuelo

A las cinco en punto, como siempre, mi abuelo nos esperaba en la puerta del colegio para recogernos a mis hermanas y a mí. Era algo que nos gustaba porque sabíamos que iríamos a jugar al parque antes de volver a casa.

Era el abuelo más conocido del colegio por su carácter afable y abierto y por... ¡su seiscientos amarillo ya viejo! “Abu, abu, ¿dónde está el coche?”- preguntábamos con impaciencia y salíamos corriendo como locas ya que la primera que llegase tendría el honor de sentarse delante, junto a él. A veces, incluso, le quitábamos las llaves para asegurarnos que ese sitio sería nuestro.

El viaje hasta el parque tenía su emoción, era una diversión más ya que nos reíamos mucho contando el número de conductores que nos miraban al cruzarse con nosotros y tocaban el claxon por ir demasiado despacio pero a mí abuelo no le importaba y a nosotras... menos.

Sabíamos que nos acercábamos porque se veían las enormes fuentes del parque (al menos para nosotras), se escuchaba el alboroto de otros niños que habían llegado antes y olíamos las golosinas recién compradas, lo que preparaba el ambiente para una gran aventura. Además, llegar al lugar de encuentro con nuestros amigos se convertía en una carrera de obstáculos intentando no llevarnos por delante a la gente que paseaba tranquilamente. Una vez reunidos, inventábamos juegos, historias, personajes que nos servían para “vivir” como lo hacían Robin Hood, Peter Pan, o para creer que nos encontrábamos en una isla desierta como Robinson Crusoe.

Las tardes transcurrían sin enterarnos apenas. Era mi abuelo el que nos volvía a la realidad. Se pasaba un buen rato dando vueltas por el parque buscando aquí y allá y le era difícil dar con nosotras ya que la mayoría de las veces nos escondíamos entre los árboles, intentando cazar bichos o esquivando la reprimenda del guarda por pisar el césped. Teníamos que estar pronto en casa para cenar y había que salir con tiempo porque ya sabíamos que el coche del abuelo no corría mucho.

*Para mi abuelito

jueves, 10 de febrero de 2011

Las arterias

Al final, se acaba el día y no escribo. Hoy no tengo un despropósito, tengo un gran PROPÓSITOMe duele el corazón y no por amor o desamor. Os cuento, leed, leed...

Mañana, lo primero que voy a hacer nada más levantarme (después de ir al baño y quitarme las legañas) es salir a correr. Sí. No puedo posponerlo más. 2 meses han pasado desde la última vez y hasta aquí hemos llegado. Como os comentaba, tengo leves pinchacitos en mi corazón. ¿Por qué? porque tengo las arterias obstruidas. Estoy segura. Siento la grasa correr lenta y pesada por ellas. Lo noto. Me culpa pero no tengo fuerza de voluntad. Hoy me he comido 300 gr. de chocolate (2 tabletas) y acabo de cenar una pizza de chorizo con pimientos más rica... pero, claro, luego lloro por mis arterias. ¡Basta! Mañana a las 8, bueno, mejor a las 9 estoy corriendo por el parque.

Objetivo: 10 kms.  No sé si aguantaré porque me gusta correr con música y la batería de mi mp4 dura ya muy poco y sin música... Ya, ya, estoy poniendo excusas, lo sé. Please: deseadme ánimos y mucha energy, que falta me hace. Y ¿eso de la batería tiene arreglo o tendré que comprarme otro cachivache?

miércoles, 9 de febrero de 2011

Semana de despropósitos II

Las cosas que pasan. Y lo que me divierto yo con las cosas que pasan. Ahí van más despropósitos:
  • He tenido que apagar el teléfono fijo. Hace dos días tenía cerca de 16 llamadas perdidas. Y ninguna de familiares, amigos, compañeras de trabajo, conocidos o alguien que quisiera regalarme algo de forma desinteresada. Qué estrés. Sólo compañías de teléfono queriéndome engatusar. ¡Anda ya!
  • Un apretón en una estación de autobuses. ¡Lo peor!
  • Y sé que he tenido más pero este ha conseguido que los olvide

lunes, 7 de febrero de 2011

Semana de despropósitos

  • Y yo creyendo que si estaba con gripe o con un resfriado lo mejor sería quedarme bien abrigadita y resguardada en casa. ¡Los países nórdicos también nos llevan la delantera en esto! Ellos sacan todos los días, durante unos 10 minutos, a sus hijos e hijas al balcón, para que sus pulmones se aireen  y renueven y expulsen microbios. ¡Sí que saben! No como yo, que he estado moviendo virus de un sitio y a otro y así estoy: que paso de un dolor de garganta a uno de cabeza, sigo con dolor de oído y acabo con una congestión nasal impresionante. Tengo que aprender. ¡Mañana me aireo en el alfeizar de la ventana (jo, no tengo balcón)!
  • Llevaba cerca de un mes pronosticando que la falta de ejercicio me está convirtiendo en una galleta María. Y efectivamente, no me equivocaba. Cogí la bicicleta, ya que también es una forma de hacer deporte, aunque sea para desplazarme al lado. El caso es que notaba yo la falta de actividad física. Tanto, que bajando unas escaleras, perdí la fuerza, se cayó la bici y detrás fui yo. Afortunadamente, ni mi golpeé ni caí mal. No me han quedado secuelas (salvo las que ya tenía).

sábado, 5 de febrero de 2011

Microrrelato: Nuevos tiempos

―Carla, tráeme una cerveza cuando vayas a la cocina ―le exige Enrique, su marido.
Ella no responde y continúa observando el desagüe, que se traga el agua sucia de la palangana.
             ―Hija, cuando puedas, tráeme alguna revista para leer ―le pide su madre.
            ―Esa cerveza, amor.
―¡Estoy harta! ―se dice Carla a sí misma. Mira detenidamente el agujero negro que absorbe, sin preguntar, jabón, pelos, incluso, sueños. Porque eso piensa. Que sus ilusiones se las has tragado un mundo desigual.
            ―Maaaaami, se ha roto el coche ―grita Ana, la hija pequeña.
            ―Mamá ―le dice Iván tirando de su chaqueta― vete con tus amigas. En realidad, podemos arreglárnoslas solos.
            Carla sonríe. Quizás haya sido capaz de poner el tapón a tiempo.

viernes, 4 de febrero de 2011

Una empanada, por favor

¿No os sucede que llega un viernes, por ejemplo, y estáis empanados/as? Con harina y huevo. Es una sensación horrible. Yo me quedo mirando la pantalla del ordenador y me digo: escribe pero no me hago caso a mí misma. Seguro que también os ha pasado. Quizás, no escribiendo pero sí con alguna otra actividad.

Es raro. Estar cansada y no cansada al mismo tiempo, una especie de éxtasis religioso que te impide hacer ningún movimiento, ni siquiera encender la tele que es la activiad más pasiva, más inútil y más insignificante que se puede llevar a cabo. Ni eso. El botón de encendido está demasiado lejos y el mando también, hasta el sofá se escapa a los metros que ahora mismo estaría dispuesta a desplazarme (y vivo en 49 m2). Total que aquí me quedo, sentada en la silla, delante del ordenador, con mi manta de gatos. ¿Y vosotros/as qué hacéis?

jueves, 3 de febrero de 2011

Ya es tiempo de que me diga...

Ya es tiempo de que me diga...

Que mi sonrisa da alegría y, cada vez que regalo un pedacito de ella a los demás, desafía a la lógica aristotélica y a la metafísica, y se vuelve más grande.
Que soy estrellita brillante en el cielo de una noche de cualquier estación del año (con el permiso de Shakespeare). 
Que hoy me merezco una chocolatina simplemente porque sí.
Que mi cuerpo es bello y despierta deseo (en más de uno, así que puedo elegir).
Que no hay obstáculos insalvables porque soy capaz de convertirme en agua que fluye a través de ellos.
Que los demás pueden aprender cosas de mí porque soy un libro abierto con una nota que dice: "Leeme. Pero cuidado, no soy Dan Brown ni Ken Follet". Tiene su cosilla.
Que cuando estoy callada también estoy comunicando y que el río más profundo también es el más silencioso.
Que soy inteligente aunque, a veces, se me funda la bombilla. 
Que soy imaginativa porque soy capaz de crear con las palabras mundos propios.
Que una lágrima no me convierte en porcelana; me abre camino para ser más fuerte.
Que, en cierto modo, soy como una gata: independiente, mimosa, lista, despierta, exquisita para la comida y ¡ágil! Da igual como me caiga, siempre caigo de pie.
Que me compro zapatos "Kickers" porque todavía deseo caminar por el mundo como lo haría una niña: sorprendiéndose y haciéndose preguntas.
Que soy una buena amiga. Creo que se puede contar conmigo, al menos hasta 1.000.000.
Que si digo "no sé" es positivo. Estoy a tiempo de aprender.
Que soy muy muy divertida. El otro día conseguí hacer reír a Shortbus, mi perrito de peluche.
Que si un día me da por decir tonterías o estoy de mal humor, no pasa nada, la gente me quiere igual.
Que tengo mucho de mí que ofrecer al mundo.
Que tiene un mérito enorme correr y terminar una carrera de 42,195 Km.
Que no estoy sola ni soy invisible. Tengo muy buenos amigos y amigas.
Que puedo hacerme un nudo a mí misma y después deshacerlo.
Que elijo ser lo que soy porque me gusta cómo soy. ¡Diseño único!
Que puedo y quiero crecer como persona sin necesidad de tomar los pastelitos mágicos de Alicia.
Que soy sensible porque soy capaz de conectar con los demás, como Nokia, pero en versión cálida.
Que soy una cometa que vuela libre junto a otras cometas que siguen el mismo camino.
Que mis imperfecciones son perfectas, sobre todo, esa cicatriz de la espalda.
Que el futuro es el mejor tiempo para conjugar. Es donde se encuentran los sueños y las ilusiones.

Ya es tiempo de que me diga...

Se lo dedico a todas las mujeres y hombres que conozco, para que también escriban su "Ya es tiempo de que me diga..."

miércoles, 2 de febrero de 2011

Marketing en redes sociales

Ahora que estoy aprendiendo un poco de marketing on line, estoy pensando en la forma de encontrar seguidores/as de mi blog. Creo que puedo empezar a lanzar mis propias campañas de búsqueda potencial de lectores y fidelización de los mismos.

IDEAS 
  • Campaña nº 1: Premio al mejor comentario del blog. Se valorará originalidad y sentido del humor. REGALO: Una piruleta con forma de corazón para demostrar mi cariño y mi afecto.
  • Campaña nº 2: Premio al lector/a más participante. Dadas mis limitaciones tecnológicas, se valorará el número de comentarios (sinceros y espontáneos) que se realicen. REGALO:  Publicación de un mini-cuento especialmente dedicado. ¡Puedes ser protagonista!
Estas son sólo unas sugerencias, así que os animo a votar qué os gusta más... os dejo una encuesta con algunas opciones en la página principal. Se admiten otras.