lunes, 16 de abril de 2012

La compra cuesta... y no sólo por la subida de precios


Ir a hacer la compra empieza a resultarme una tarea tediosa y pesada. 

Si leísteis mi post del 27 de enero de 2011 (http://mundomedida.blogspot.com.es/2011/01/mis-manias-culinarias.html) veréis que parezco una especie de bicho raro.

A mi favor, puedo decir que desde escribí el post he incluido en mi dieta: ensaladas (a ser posible sin vinagre y salsas), hamburguesas, algún que otro zumo de naranja y para de contar. Mi abanico de posibilidades aumenta pero creo que no a favor de una alimentación mediterránea y sana. 

A lo que iba: tarea aburrida.
  1. Los precios de los alimentos suben, al menos, los que compro yo. ¿La crisis? Supongo, porque dudo que se trate de una campaña personal contra mí. ¿Qué sentido tendría? Evidentemente, intento buscar algo similar pero más barato pero ¡oh! Problema. No me gusta. No me gusta un queso parecido, no me gusta una galleta parecida, aunque sólo cambia el dibujo de la galleta. ¡Joder, qué asco doy, la verdad!    
  2. Cuando decido pagar un poco más pero llevarme algo que me gusta me encuentro que paulatinamente todo lo que solía comprar, “mis marcas”, “mis productos” ya no están en los frontales de los supermercados.  Y lo peor, ¡no los reponen! Horror.
¡Qué va a ser de mi vida! Culinariamente hablando, claro. Yo intento probar otros alimentos pero no me gustan, no, no… así que siempre que tengo hambre recurro al chocolate. ¡Problema! ¡Problemón!

Estoy empezando a adquirir forma de caramelo. Lo explico: Fina por arriba, fina por abajo (o, por lo menos, normal) y con forma redondeada por el centro. Algunas personas lo cuestionarán pero, a día de hoy, ocupo más espacio... y mi bici nota el peso.

Por tanto, aunque resulte surrealista la petición, seguramente no más que las ocurrencias de nuestro gobierno actual o de la Casa Real: Exijo la reposición de los alimentos que me gustan en el supermercado. 


Pd: por privado pasaré listado de productos que necesito que vuelvan a las tiendas, que quizás están, pero no a las que yo voy, joder!

Pd1: uf, el daño que puede hacer un lunes a la hora de ponerse a escribir.

domingo, 8 de abril de 2012

No me salen las cuentas, ni las letras, ni "ná de ná"


El trabajo Y me sirve para pagarme el transporte que me supone desplazarme al trabajo X. Podríais preguntaros por qué no dejo entonces el trabajo X, ¿no? Básicamente porque con el trabajo Y no consigo el sueldo necesario para vivir.

Realmente el trabajo X no es gran cosa pero con las sobras del trabajo Y y la mísera nómina de éste pues tengo para mal vivir. Eso siempre que no se den algunas de las circunstancias siguientes:

A: no haya demasiados festivos en un mes; me los descuentan. Sin mucho análisis, está claro que realmente disfrutarlos... no mucho, ¿verdad? Se los están cobrando.
B: no me ponga enferma: si tengo que ir al médico me lo descuentan. Y si me tengo que quedar en cama, creo que también, no lo he probado, por si las moscas.
Futura C: igual que la B pero más chunga. Posiblemente, en breve, tenga que empezar a pagar por ir al médico (y no, no me cambio ni a Sanitas ni a Adeslas).

Quizás, como dirían los más positivistas (véase neocons y liberales) podría pensar en reconvertirme en emprendedora y dejar de lloriquear por la pérdida de servicios públicos y derechos sociales. 

Monto mi propia empresa, me autoempleo con una jornada parcial y un sueldo bajo y pago el resto de mi salario con el 25% de mi prestación por desempleo, como el otro 25% de la prestación va para, en este caso, la empresaria, es decir, yo misma, salgo favorecida la leche, ¿no?  y el 50% restante, ¿me lo guardan para cuando me quede en paro? Joder, Noe, qué ingenua, eso se lo queda el Estado por la cara. Es decir, que si tengo un paro de 1000 (generado con mi esfuerzo) la mitad servirá para pagarme a mí misma (joder, qué surrealista) como empresaria y como empleada, y el resto, otros 500 euros se lo queda el Estado por las molestias. ¡Toma ya!

Entonces, ¿qué hago yo si me canso de mi misma, si tengo pérdidas y decido cerrar la empresa o bajarme el salario para ser más competitiva, si no me soporto como jefa o como empleada y me echo a mí misma? Uy, lo sentimos, ya disfrutó de su prestacion por desempleo. ¡¡¡Grrr$$$%%%grrresarea000klrheakj!!!!

Y esto no me mola,  que hoy día las malas lenguas te marcan con la V (de vaga) si te quedas sin empleo y, encima, te tienes que dejar una pasta en una terapia para recuperar la autoestima. Que no es que haya por ahí unos cuantos jetas que solo quieren amasar más y más dinero  a costa de los trabajadores y trabajadoras. No, eso no, es que eres un parásito, perezosa e inútil.

Visto lo visto, solo me queda la escritura, y no soy demasiado buena… y para qué nos vamos a engañar, no se gana mucho salvo que accedas a escribir por encargo o un superventas (y ya tienes que tener algún prestigio, muchas veces conseguido, gracias a besar muchos culos y eso no va conmigo).

Ah, no, no… qué gilipollas estoy; mi última opción, la mejor, es robar. A mí, robar no se me da mal. Una vez, con 7 años, robé un Mickey Mouse de una tienda de ultramarinos de mi barrio. Solo tengo que desarrollar un poco más mis habilidades, que han pasado unos cuantos años desde entonces y habré perdido reflejos. 

¡Robar grandes cantidades de dinero! Cuanto más mejor (recordemos que en este país los castigos son inversamente proporcionales a la guita mangada) Luego llamo a varios medios de comunicación y les remito un escrito pidiendo perdón, casi con lágrimas en los ojos y aseguro que no lo volveré a hacer. Total, en este país mientras no robes unos pollos o 100 euros te vas de rositas, para qué devolver lo robado. (Véase Camps, Urdangarín y demás). Todos piden perdón públicamente y si te he visto no me acuerdo. Pues yo no voy a ser menos. Ya puedo darme la vida madre con el dinero ingresado en algún banco en algún paraíso fiscal. Me compro una mansión en alguna playa paradisiaca aunque lo mío sea la montaña y me alquilo unos buenorros para que me abaniquen. Vamos lo típico, ahora que soy rica para qué ser original, ya puedo dejar de ser yo misma. ¡Jesucristo! Se me hace la boca agua solo de pensarlo.

Noe, Noe… vuelve a la realidad. ¿En qué estás pensando? Que eres una pringada. Quizás, esté equivocada y lo mío, con toda esta imaginación desbordante, sea la novela. Practico un poco más y pulo mi estilo y voilà. Eso o volver a matricularme en alguna asignatura de la universidad para poder optar a una beca de 400 euros. Tendré que meditarlo y bien o decirles a mi madre y a mi padre que me alquilen una habitación en su casa porque ya sé que por la jeta no me iban a dejar.

viernes, 6 de abril de 2012

Experimenta: ¡lee!


Son las 5 de la madrugada.  Miro un libro donde aparece un tipo, parecido a Brad Pitt, que está leyendo un libro bajo un paraguas. Desde luego, no es Brad Pitt. Brad Pitt no lee libros. Brad Pitt hace películas… y la mayoría no me gustan. Pero disfruto…  observando la fotografía del hombre anónimo. Quizás me recuerda a alguien que realmente sí podría leer libros bajo un paraguas y por eso tengo la vista clavada en él.

No tengo sueño. Corrijo: tengo sueño pero no puedo dormir. Ni siquiera las plantas naturales, las ilegales y las mezclas de ansiolíticos y somníferos me permiten dormir 4 horas seguidas. Mariano Rajoy me quita el sueño. Y no es lo único que me quita.  Intenta que no reflexione sobre mi insomnio y me da un libro con una foto de un tío bueno parecido a Brad Pitt. Prefiere que piense en Brad Pitt. Pero él no sabe que no me gusta Brad Pitt. Por tanto, sí que pienso en por qué me quita el sueño.

Para mí, Mariano y la mayoría de políticos son como el ligue de turno de tu juventud que te camela, te vende la moto y luego te dice que eres tú la que no te enteras o como el tipo que te asalta en la oscuridad y cuando lo cuentas siempre tienes algún amigo gilipollas a quién se le ocurre decirte: “¿Y por qué coño tenías que pasar por ese barrio?” - Pues es que vivo ahí, gilipollas. Algo así, pero más gore. 

Son ya las 6 de la mañana y continúa mi lucha contra el tío de la portada del libro. Mariano, no vas a poder conmigo. No voy a quedarme absorta con un tío bueno. No podré dormir pero sí leer (y no sólo superventas de encargo. ¡A ver qué te has creído!