Hay
días en que el silencio retumba en los oídos más alto que un trueno.
En los
que una gota de lluvia en la mejilla se asemeja a una lágrima no llorada.
En los
que solo se sonríe si una se observa boca abajo en un espejo.
¿Qué
decir de los besos? Los besos, los prohibieron.
Mientras,
un gato corre a resguardarse del frío.
Y ya
no deseas un corazón de hielo, el hielo se derrite.
Las
hojas caducas caen, inservibles. El viento sopla fuerte.
Y te
indica hacia dónde caminar. Lejos. En otra dirección.
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