Mostrando entradas con la etiqueta sueños. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta sueños. Mostrar todas las entradas

miércoles, 26 de enero de 2011

Las pesadillas, pesadillas son... Espero

A mí soñar me gusta porque así es más divertido dormir. Pero no soñar cualquier cosa, claro.

Llevo cerca de dos años con un sueño recurrente y, a mi pesar, no un sueño erótico. ¡Cachis! Cada cierto tiempo en lo que comienzan siendo unas plácidas noches me las tengo que ver con toros bravos de pelaje negro y brillante que misteriosamente corretean por la calle. Yo paseo tranquilamente, sin ser consciente de haberme metido por despiste en el recorrido de un encierro, y, de repente, ahí están, detrás de mí y sin ningún sitio donde refugiarme. Lo bueno de los sueños, bueno, en este caso, pesadilla, es que tienen algo en común con las películas: te libras por los pelos. Así que, de algún modo, siempre encuentro un árbol, una escalera o un callejón donde el pitón del toro no me alcanza por las antenas de una abeja. ¡Uf!

Intrigada por tanto soñar con toros y, tras hacer instrospección y reconocerme a mí misma que no siento ningún interés oculto por las fiestas taurinas, busqué en Google el significado de este tipo de sueños. No sé si esto es algo muy útil pero me levantaba tan asustada que me dije: Noelia, coge el capote y la espada, que mal acabas. Y eso hice.

En general, se decía que una posible interpretación era el peligro, sentirse amenazada (¿la amenaza fantasma?). Y si el toro era de color negro, mayor peligro. Pues bien me iba a ir, que más carbón el toro no podía ser. Yo pensaba y pensaba pero no se me ocurría nada que en mi vida real pudiera estar a mi acecho, y mis pesadillas sobre persecuciones no cesaban.

Anoche fue la última que volví a soñar con estos animalejos. Y bueno, algo más positiva me levanté. Ya más que toros eran especie de vacas con cuernos gigantes y su color era más marrón y no andaban tan sueltos, intentaban cornearme, por supuesto, pero ya era más difícil. Estaban dentro de un espacio vallado. Quizás se trate de un progreso y la próxima vez ya sueñe que estoy en una capea con un becerrillo más asustado que yo.