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martes, 11 de septiembre de 2012

Nuevas ideas, nuevos proyectos

Ideas, unas veces buenas y otras malas, no nos faltan. Nos gusta darles vueltas, acariciarlas, mimarlas, jugar con ellas y transformarlas en historias o cuentos que gusten a los lectores y que quizás, solo quizás, inciten a pensar o a ser más original. ¡Eso depende de ti! No sé si lo conseguiremos pero lo intentamos.


Uno de esos proyectos es un conjunto de relatos infantiles. Aquí tenéis un fragmento del primer relato que ya hemos terminado:
 

Y ahora también podéis encontrarnos en Pinterest.
http://pinterest.com/mundomedida/

Y en breve, os pondremos el principio del siguiente cuento en el que estamos trabajando.   

viernes, 11 de febrero de 2011

El abuelo

A las cinco en punto, como siempre, mi abuelo nos esperaba en la puerta del colegio para recogernos a mis hermanas y a mí. Era algo que nos gustaba porque sabíamos que iríamos a jugar al parque antes de volver a casa.

Era el abuelo más conocido del colegio por su carácter afable y abierto y por... ¡su seiscientos amarillo ya viejo! “Abu, abu, ¿dónde está el coche?”- preguntábamos con impaciencia y salíamos corriendo como locas ya que la primera que llegase tendría el honor de sentarse delante, junto a él. A veces, incluso, le quitábamos las llaves para asegurarnos que ese sitio sería nuestro.

El viaje hasta el parque tenía su emoción, era una diversión más ya que nos reíamos mucho contando el número de conductores que nos miraban al cruzarse con nosotros y tocaban el claxon por ir demasiado despacio pero a mí abuelo no le importaba y a nosotras... menos.

Sabíamos que nos acercábamos porque se veían las enormes fuentes del parque (al menos para nosotras), se escuchaba el alboroto de otros niños que habían llegado antes y olíamos las golosinas recién compradas, lo que preparaba el ambiente para una gran aventura. Además, llegar al lugar de encuentro con nuestros amigos se convertía en una carrera de obstáculos intentando no llevarnos por delante a la gente que paseaba tranquilamente. Una vez reunidos, inventábamos juegos, historias, personajes que nos servían para “vivir” como lo hacían Robin Hood, Peter Pan, o para creer que nos encontrábamos en una isla desierta como Robinson Crusoe.

Las tardes transcurrían sin enterarnos apenas. Era mi abuelo el que nos volvía a la realidad. Se pasaba un buen rato dando vueltas por el parque buscando aquí y allá y le era difícil dar con nosotras ya que la mayoría de las veces nos escondíamos entre los árboles, intentando cazar bichos o esquivando la reprimenda del guarda por pisar el césped. Teníamos que estar pronto en casa para cenar y había que salir con tiempo porque ya sabíamos que el coche del abuelo no corría mucho.

*Para mi abuelito