Mostrando entradas con la etiqueta viajes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta viajes. Mostrar todas las entradas

sábado, 2 de abril de 2011

Viajar en tren

Viajar en tren, aunque sea Guadalajara-Madrid o Madrid Guadalajara puede proporcionar aventuras excitantes y anécdotas para reirte después con las amigas.

Puedes quedarte tranquilamente dormida porque estás hecha polvo y despertarte cuando casi has finalizado el viaje. Eso hice el otro día, que trasnochar no es bueno. Cuando me desperté, no sabía dónde estaba, de hecho, empecé a dudar si me había subido al tren adecuado. ¿Por qué?Creía yo haber cogido un Civis (trenes que hacen el recorrido Chamartín-Guadalajara en la mitad de tiempo porque no tienen todas las paradas. ¡Bueno, una gozada!) porque eso ponía en las pantallas. El caso es que cuando me desperté de mi siesta había pasado ya tiempo suficiente casi para haber ido y vuelto, jejeje... con lo que hablé conmigo misma: 
-¿Estoy en un Civis? 
-Por la hora, no parece. Hace rato deberíamos haber llegado y estamos aún en Alcalá. Y hemos parado en Alcalá Universidad. No, no estoy en un Civis. El Civis no para ahí.
Después NO paramos en Meco.
-Entonces estoy en un Civis- me digo. No ha parado en Meco. Los Civis no paran en Meco.

En fin, que no entiendo nada, estoy recién despierta, ¡qué le voy a hacer! Decido entonces dejar de pensar y beber un poco de agua a ver si me aclaran las ideas. ¡Qué sed da dormir!
Abro mi botellita de 33cl, cuerpo azul, tapón blanco, ya estoy salivando... En ese momento, desconozco por qué actué de una manera tan imprudente, me dio por buscar algo en el bolso, digo algo porque no recuerdo el qué, lo que acentúa más mi imprudencia, ¿no? Si ni siquiera soy capaz de recordarlo...

-Cuidado, cuidado -es lo que me despierta de mi absurdo ensimismamiento con el bolso.
Levanto la vista y veo a la chica que está sentada en frente de mí
-La botella -me dice, muy tranquila, muy educada, muy contenida.
De la misma forma, tranquila, educada y contenida contesto: ¡Mierda!
Estoy volcando el agua.
-¡Mierda! -digo para mí mientras siento una vergüenza inmensa.
-No pasa nada, tranquila -me dice "mi compañera de viaje" tranquila, educada y contenida. ¡Qué valor!
-Lo siento, lo siento, lo siento -no dejo de repetir. 
-Uf, mi bolso no se ha mojado -pienso para mí misma.
-Lo siento.
-Que no pasa nada, de verdad.
Al rato le digo:
-Menos mal que no había mucha agua, eh? -y pienso inmediatamente que me podría haber callado la boca.


Bueno, ya está, Noelia, no le des más vueltas. Tenías sed, el agua que tenías la has volcado, con lo que ya te tienes que esperar a que llegues a casa. Pero mira el lado positivo: no te has mojado tú, has echado todo el agua a la chica que estaba sentada frente a ti.

domingo, 16 de enero de 2011

En una ciudad desconocida

Normalmente, cuando voy de visita a una ciudad suelo hacerme con un plano del lugar en cuestión. Es útil, desde luego.

No sé si debido a la monotonía de entrar en una Oficina de Turismo y tener la siguiente conversación:
-Hola, podría darme un plano de la ciudad.
-Sí -lo extiende sobre la mesa-. Estamos aquí. Te señalo los lugares interesantes. Este, este, este, este y este. ¿De dónde eres?
-De Guadalajara.
-Gracias.
Y terminar con un mapa lleno de círculos pintados a boli que indican donde tienes los lugares de interés. ¿Pero dónde estaba? ¡Con tantos círculos! Podía haberlo hecho a otro color. El caso es que creo que por no volver a vivir esta situación, decidí pasar el día sin un plano.


Paseé, paraba, miraba y volví a caminar. Claro, yo no caí que mi autobús tenía una hora de salida y que tenía que llegar a la estación de autobuses. ¡Uf! ¿Cuánto distancia habría? ¿Cuánto tardaría en llegar? ¿Por dónde tendría que ir? Hasta ahora, no me había parado a pensar todas estas cosas. 


Seguí mi instinto y tras darme cuenta que muy bien encaminada no iba, decidí hacer algo que os aconsejo no hacer por INmaduro, INseguro, IMprudente e INconsciente. Vi dos chicas con maletas y me aventuré a seguirlas. Dos chicas jóvenes, seguro que estaban estudiando y regresaban a su ciudad.Tenían que ir a la estación de autobuses. O a la de trenes, uf, bueno, si iban a esta última me servía, sabía que las estaciones estaban cerca una de la otra. 


No llegué a mi destino porque las chicas se detuvieron en una parada de autobús para llegar a su destino (eso me hizo pensar que quizás estaba más lejos y más perdida de lo que creía) así que no me quedó otro remedio que recurrir a los métodos tradicionales: buscar una cara amable y preguntar.