Una gran nube negra se cierne sobre nuestras cabezas. Mi vecina ha sido nombrada directora de biblioteca. Es posible que sea el principio del fin del conocimiento, la investigación, la educación y la difusión de información.
Y su primera gran mejora para la biblioteca ha sido cerrar la biblioteca con llave. Tal cual. "No sea que a alguien le dé por venir a consultar las revistas y los libros".
-Esta mujer de dónde ha salido? -me pregunto. Del 5º A -me respondo, no muy convencida.
Un par de veces me ha permitido subir con ella en el ascensor, una cortesía, por eso de ser vecinas de descansillo, porque si tiene que parar el ascensor en alguno de los 4 pisos anteriores, "como que no" -responde. En estos emocionantes viajes me ha explicado su forma de entender las bibliotecas.

Sin querer abro la puerta y la cierro rápido para intentar pillar alguno de sus dedos. Algo que consigo. No intento hacerme la tonta... ni tampoco la lista. Simplemente me quedo mirándola, seria, callada, desafiante...
"Lucía, querida, la próxima vez no subas conmigo en el ascensor" -me dice intentando disimular el dolor de la mano.
"¿¡Pero te crees que me quedan ganas?!" -le contesté.