Érase una vez una granja en la que vivían unos animales peculiares: las jiralletas. Se habían convertido en la atracción del pueblo y todos los niños y niñas les pedían a sus padres que les llevaran a merendar allí; todos ansiaban tomar las galletas en forma de mancha que producían las jiralletas.
Se produjo un caos en el supermercado del pueblo. Las estanterías rebosaban de botes de Nocilla, bollos y cualquier otro tipo de dulce. Ya no se vendían. Todas las familias se reunían, después del colegio en la granja y veían como sus hijos o hijas disfrutaban de un alimento natural al que acompañaban de leche de vaca recién ordeñada.
El supermercado decidió lanzar una campaña de ofertas en productos de bollería y galletas pero no obtuvo éxito. Todos los productos acabaron caducando o pudriéndose.
Los más pequeños ahora disfrutaban en la granja, al aire libre con las jiralletas y conociendo otros animales interesantes que, hasta el momento, para ellos resultaban exóticos como: el cerdo, la gallina, el caballo, la oveja y la vaca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario