lunes, 7 de febrero de 2011

Semana de despropósitos

  • Y yo creyendo que si estaba con gripe o con un resfriado lo mejor sería quedarme bien abrigadita y resguardada en casa. ¡Los países nórdicos también nos llevan la delantera en esto! Ellos sacan todos los días, durante unos 10 minutos, a sus hijos e hijas al balcón, para que sus pulmones se aireen  y renueven y expulsen microbios. ¡Sí que saben! No como yo, que he estado moviendo virus de un sitio y a otro y así estoy: que paso de un dolor de garganta a uno de cabeza, sigo con dolor de oído y acabo con una congestión nasal impresionante. Tengo que aprender. ¡Mañana me aireo en el alfeizar de la ventana (jo, no tengo balcón)!
  • Llevaba cerca de un mes pronosticando que la falta de ejercicio me está convirtiendo en una galleta María. Y efectivamente, no me equivocaba. Cogí la bicicleta, ya que también es una forma de hacer deporte, aunque sea para desplazarme al lado. El caso es que notaba yo la falta de actividad física. Tanto, que bajando unas escaleras, perdí la fuerza, se cayó la bici y detrás fui yo. Afortunadamente, ni mi golpeé ni caí mal. No me han quedado secuelas (salvo las que ya tenía).

sábado, 5 de febrero de 2011

Microrrelato: Nuevos tiempos

―Carla, tráeme una cerveza cuando vayas a la cocina ―le exige Enrique, su marido.
Ella no responde y continúa observando el desagüe, que se traga el agua sucia de la palangana.
             ―Hija, cuando puedas, tráeme alguna revista para leer ―le pide su madre.
            ―Esa cerveza, amor.
―¡Estoy harta! ―se dice Carla a sí misma. Mira detenidamente el agujero negro que absorbe, sin preguntar, jabón, pelos, incluso, sueños. Porque eso piensa. Que sus ilusiones se las has tragado un mundo desigual.
            ―Maaaaami, se ha roto el coche ―grita Ana, la hija pequeña.
            ―Mamá ―le dice Iván tirando de su chaqueta― vete con tus amigas. En realidad, podemos arreglárnoslas solos.
            Carla sonríe. Quizás haya sido capaz de poner el tapón a tiempo.

viernes, 4 de febrero de 2011

Una empanada, por favor

¿No os sucede que llega un viernes, por ejemplo, y estáis empanados/as? Con harina y huevo. Es una sensación horrible. Yo me quedo mirando la pantalla del ordenador y me digo: escribe pero no me hago caso a mí misma. Seguro que también os ha pasado. Quizás, no escribiendo pero sí con alguna otra actividad.

Es raro. Estar cansada y no cansada al mismo tiempo, una especie de éxtasis religioso que te impide hacer ningún movimiento, ni siquiera encender la tele que es la activiad más pasiva, más inútil y más insignificante que se puede llevar a cabo. Ni eso. El botón de encendido está demasiado lejos y el mando también, hasta el sofá se escapa a los metros que ahora mismo estaría dispuesta a desplazarme (y vivo en 49 m2). Total que aquí me quedo, sentada en la silla, delante del ordenador, con mi manta de gatos. ¿Y vosotros/as qué hacéis?

jueves, 3 de febrero de 2011

Ya es tiempo de que me diga...

Ya es tiempo de que me diga...

Que mi sonrisa da alegría y, cada vez que regalo un pedacito de ella a los demás, desafía a la lógica aristotélica y a la metafísica, y se vuelve más grande.
Que soy estrellita brillante en el cielo de una noche de cualquier estación del año (con el permiso de Shakespeare). 
Que hoy me merezco una chocolatina simplemente porque sí.
Que mi cuerpo es bello y despierta deseo (en más de uno, así que puedo elegir).
Que no hay obstáculos insalvables porque soy capaz de convertirme en agua que fluye a través de ellos.
Que los demás pueden aprender cosas de mí porque soy un libro abierto con una nota que dice: "Leeme. Pero cuidado, no soy Dan Brown ni Ken Follet". Tiene su cosilla.
Que cuando estoy callada también estoy comunicando y que el río más profundo también es el más silencioso.
Que soy inteligente aunque, a veces, se me funda la bombilla. 
Que soy imaginativa porque soy capaz de crear con las palabras mundos propios.
Que una lágrima no me convierte en porcelana; me abre camino para ser más fuerte.
Que, en cierto modo, soy como una gata: independiente, mimosa, lista, despierta, exquisita para la comida y ¡ágil! Da igual como me caiga, siempre caigo de pie.
Que me compro zapatos "Kickers" porque todavía deseo caminar por el mundo como lo haría una niña: sorprendiéndose y haciéndose preguntas.
Que soy una buena amiga. Creo que se puede contar conmigo, al menos hasta 1.000.000.
Que si digo "no sé" es positivo. Estoy a tiempo de aprender.
Que soy muy muy divertida. El otro día conseguí hacer reír a Shortbus, mi perrito de peluche.
Que si un día me da por decir tonterías o estoy de mal humor, no pasa nada, la gente me quiere igual.
Que tengo mucho de mí que ofrecer al mundo.
Que tiene un mérito enorme correr y terminar una carrera de 42,195 Km.
Que no estoy sola ni soy invisible. Tengo muy buenos amigos y amigas.
Que puedo hacerme un nudo a mí misma y después deshacerlo.
Que elijo ser lo que soy porque me gusta cómo soy. ¡Diseño único!
Que puedo y quiero crecer como persona sin necesidad de tomar los pastelitos mágicos de Alicia.
Que soy sensible porque soy capaz de conectar con los demás, como Nokia, pero en versión cálida.
Que soy una cometa que vuela libre junto a otras cometas que siguen el mismo camino.
Que mis imperfecciones son perfectas, sobre todo, esa cicatriz de la espalda.
Que el futuro es el mejor tiempo para conjugar. Es donde se encuentran los sueños y las ilusiones.

Ya es tiempo de que me diga...

Se lo dedico a todas las mujeres y hombres que conozco, para que también escriban su "Ya es tiempo de que me diga..."

miércoles, 2 de febrero de 2011

Marketing en redes sociales

Ahora que estoy aprendiendo un poco de marketing on line, estoy pensando en la forma de encontrar seguidores/as de mi blog. Creo que puedo empezar a lanzar mis propias campañas de búsqueda potencial de lectores y fidelización de los mismos.

IDEAS 
  • Campaña nº 1: Premio al mejor comentario del blog. Se valorará originalidad y sentido del humor. REGALO: Una piruleta con forma de corazón para demostrar mi cariño y mi afecto.
  • Campaña nº 2: Premio al lector/a más participante. Dadas mis limitaciones tecnológicas, se valorará el número de comentarios (sinceros y espontáneos) que se realicen. REGALO:  Publicación de un mini-cuento especialmente dedicado. ¡Puedes ser protagonista!
Estas son sólo unas sugerencias, así que os animo a votar qué os gusta más... os dejo una encuesta con algunas opciones en la página principal. Se admiten otras.

domingo, 30 de enero de 2011

Cuento: El igloo

Cuenta una vieja leyenda que, hace cientos de años, en el centro de un bosque de abedules unos carceleros habían construido un igloo. En el igloo, según los habitantes del pueblo más cercano,  se encontraba encerrada una mujer acusada de saber escribir buenos cuentos. 

Todos los años la gente del pueblo asistía a un perigrinaje de hombres valerosos e intrépidos que acudían al lugar seguros de conseguir la liberación de la mujer. Pero todos regresaban y comentaban sorprendidos que ni el fuego había conseguido derretir el hielo ni los picos abrir un agujero.

Cuenta también la leyenda que un año, no hace mucho tiempo, se adentró en el bosque una niña con tan sólo un libro viejo y desgastado. Se sentó al lado del igloo y comenzó a leer. A medida que el cuento avanzaba, caían pequeñas gotas del igloo. Poco a poco el hielo se hacía más débil y se transformaba en agua. Cuando la niña terminó de leer el cuento, el igloo había desaparecido y sobre un gran charco de agua se levantó una mujer y dijo: -Gracias. Has traído mis cuentos.

sábado, 29 de enero de 2011

Cuento: El disfraz

Había una vez un niño que, desde el primer día de colegio, acudía disfrazado de Spiderman a clase.
-Mario, ¿por qué vienes a clase vestido así? No es carnaval- le preguntaban el resto de niños y niñas y, seguidamente, se echaban a reír.
-Mario, ¿por qué vienes a clase vestido así? Al menos, quítate la máscara para que veamos tu cara- le preguntaba la maestra.
-Mario, ¿por qué vas a clase vestido así? Mira que ropa más bonita te hemos comprado- le comentaban su madre y su padre arrepentidos de haberle regalado aquel disfraz.


Pero Mario nunca respondía ni le importaban lo que pensaran los demás. Y pasó octubre, noviembre, diciembre y enero y Mario continuaba con su disfraz. En clase todo el mundo se había acostumbrado y ya nadie le prestaba atención.


Llego la semana de carnaval y el viernes todos fueron disfrazados para celebrar una gran fiesta. Aquella mañana Mario salió corriendo de casa, sin esperar siquiera a que sus padres se levantaran porque quería ser el primero en llegar al cole. ¡Adoraba las fiestas de disfraces!


- ¿Y tú quién eres? ¿Por qué no vas disfrazado? -le preguntaban sus compañeros.
- Soy Spiderman. Y si voy disfrazado... ¡de Mario!
-¿Y tú quién eres? ¿Eres nuevo? ¿Por qué no vas disfrazado? -le preguntaba la maestra.
-Soy Spiderman. Y sí que voy disfrazado... ¡de Mario!

Después de clase, como cada viernes, el padre de Mario le esperaba en el coche para recogerle y visitar a su abuelita.
-Ey, chaval, ¿qué haces? Sal del coche -dijo el padre de Mario al ver a entrar a Mario- Estoy esperando a mi hijo.
-Hola papá. Soy yo. ¿Te gusta mi disfraz?